domingo, 5 de septiembre de 2021

Mi UTMB, un aprendizaje.




Hola amigos! 

(Disculpad los cambios de tipografía y formato pero esto de blogger es lo menos estable que hay)

Son muchos los titulares que podría haber utilizado para encabezar la crónica de este post. Tantos que al final he ido a lo sencillo "mi UTMB," porque se trata de una experiencia personal y "...un aprendizaje" porque independientemente del resultado la sensación que ha dejado es que he aprendido mucho de la propia carrera y su gestión desde el momento en que se te pasa por la cabeza correrla algún día.

Muchos sabéis el tiempo que llevaba detrás de participar en ella, seguramente desde 2015 que es cuando "apliqué" por primera vez. Y a estas alturas muchos también sabréis que este año por fin pude colgarme el dorsal y que no conseguí acabarla.


Dicho esto, vamos allá con el desarrollo de la crónica la cual espero que me sirva para auto-responderme muchas preguntas y que también os sirva al resto como aprendizaje en "carne ajena".

La UTMB es un evento magnético. Y lo es por muchas razones. Es un recorrido espectacular alrededor de uno de los macizos más emblemáticos del mundo cruzando 3 países e incalculables núcleos poblacionales que se vuelcan con la misma. Siempre he dicho que el mérito de que esta carrera tenga la dimensión que tiene no es tanto de su organización sino de que si no hubiera un UTMB habría que inventarlo ya que es "el recorrido". Nada que se "perpetre" en este rincón del mundo pasará nunca desapercibido.

Infografía del recorrido del UTMB

Además de esta razón fundamental ya vienen el resto de razones y/o consecuencias sobrevenidas como son las propias del show mediático y comercial que se alimenta de este recorrido. Todo el mundo se da cita allí, a nivel personal, a nivel atlético, a nivel comercial, etc... es "la cita", no se puede negar.
Este segundo "pack" de razones son las que también hay que saber gestionar porque puedes estar físicamente muy bien preparado pero la dimensión del evento ha cogido tanta inercia que te puede pasar por encima. Una vez que decides correrla todo gira un poco entorno a ella. La clasificación, el sorteo, el viaje, el material, tu entrenamiento, las conversaciones, etc... Todo se hace pensando en ese día. 

A veces pienso, esto tiene mucho riesgo ya que pones  "todos los huevos en la misma cesta" y resulta que el día de autos no tiene porque ser tu día. 

   Montajillo "packaging" que hice previo a la salida con el material escogido.

Este magnetismo del que os hablo es el que te puede precisamente llevar a veces a despistarte de otras cosas fundamentales y es que no en balde hay en mi opinión "falsos mitos" que hay que combatir.

Cuando hablamos de que "es el camino y no la meta", hay que tener cuidado. Después de años corriendo carreras de larga distancia para clasificarnos y de horas y horas de entrenamiento puedes correr el riesgo de creer que ya está todo hecho y resulta que cuando empiezas a correr por las calles de Chamonix tienes por delante 170 kilómetros de  carrera con 10.000 metros de desnivel positivo, otros tantos negativos y un montón de montañas de por medio con sus trucos y sus trampas, ahí es nada.

Básicamente este creo que fue mi problema fundamental. Llevaba años persiguiendo el estar en la salida, tantos y tantas veces interrumpidos por una lesión o por una pandemia que casi hasta había perdido la ilusión en correrla, desde luego no tengo ahora la chispa que tenía en 2017 cuando "me comía el mundo" y cuando perdí el dorsal por lesión.

Pero este año cometí fallos de base y es que me dejé llevar pensando que con el entreno que llevaba y el "falso control" de la situación que tenía sobre el papel todo iba a salir bien. Debutaba en las 100 millas y ahora que las he sufrido no me volverán a pillar desprevenido.

Planificar sobre el papel no es suficiente.















Salí de Chamonix sin conocer la primera mitad del recorrido, hasta Courmayeur, más allá de la falsa o cercenada información que te proporciona un perfil. Y ya de buenas a primeras en el col de Le Delevret caí en la primera de las trampas de la carrera que yo desconocía, la bajada a Saint-Gervais. Una bajada que ahora resulta que todo el mundo sabía que era muy larga, muy pendiente y donde había que guardarse. Yo me dejé llevar por mis buenas sensaciones y llegué a Saint-Gervais volando, gustándome y en tiempos muy muy buenos, no creo que adelantara a menos de 800 corredores hasta allí.


En el camping listo para salir hacia la salida.

























Sonriente al paso por el Km 4, todo iba genial.





























Mi familia apoyando al paso por el Km 4

























En Saint-Gervais cogí agua, quizá demasiado rápido, comí poco y lo que comí, una "barrita gominolera" oficial UTMB me sentó mal, de eso que te la comes con un poco de "asquete".
ERROR! Aquí aprendí que en las 100 millas, y especialmente tan pronto, los avituallamientos no tienen porque hacerse a ritmo marathón, queda mucho y más vale hacer las cosas bien pero por aquel entonces iba pletórico y con buenas sensaciones.
Enseñanza para las 100 millas: Prisa mata.


Al salir de Saint-Gervais el terreno sigue muy corredor y seguía adelantado gente, pero cuando la pendiente se ponía un poco dura empezaba a notar que algo no marchaba bien por mis cuádriceps. Que raro, los tengo más fuertes que nunca y me daban confianza pero algo no marchaba bien. Lo achaqué a deshidratación así que esperaba solucionarlo a base de agua y sales.

Pues nada, comienza la noche, apuro para sacar el frontal pero ya ha llegado mi principal caballo de batalla, la noche y el combate contra el sueño.

Antes de librar la lucha contra el sueño llego a Les Contamines, que sería el avituallamiento donde me avituallaría mi familia y a partir del cual ya estaría solo. Llego clavando tiempos para meterme en 30 horas, incluso algún minuto por debajo. Pero no es el crono el que me mueve sino las buenas sensaciones, más lento no sé ir, esa es la verdad.

El avituallamiento de Les contamines un desastre. Llegas ya de noche, la temperatura ha bajado bastante y al entrar en las carpas oficiales abarrotadas por corredores más lentos que han metido en cajones delanteros la humedad del sudor vaporizado y el gentío te echan para atrás. No encuentro a mi familia y tras mal picotear algo salgo a buscarlos quedándome helado. Para ellos, pobres, ha sido una odisea llegar y bastante han hecho. Helena me seca con una toalla pero yo ya no me encuentro bien, algún calambre en un cuádriceps, me he quedado helado y no consigo avituallar con tanta gente solo quiero salir de allí.

Sonrisa forzada en Les Contamines para tranquilizar
Sonrisa forzada en Les Contamines para tranquilizar.


Ya con mi chaqueta de confort Salomon listo para salir de Les contamines.

























Salgo corriendo, huyendo diría yo, camino a Notre-Damme de la Gorge, y una vez allí echamos a andar cuesta arriba hacia La Balme. Aquí empieza a venirme el sueño, que tantos problemas me ha dado en otros ultras nocturnos. Pues pensaba vencer esta batalla con pastillas de cafeína pero no funcionaron y se me viene a la cabeza la imagen de Nuria Picas el año que asistí allí en vivo a sus penurias en ese punto junto al gran Quim Farrero y que la llevarían a retirarse. Aquella imagen de Núria me persiguió mucho tiempo, la pena que me dio dejarla allí "a su suerte" sin además poderla ayudar por reglamento.

Los cuádriceps no van y el sueño me mata.

Llego a duras penas a La Balme destemplado, solo busco refugio pero no hay nada cubierto y hace frío. No recuerdo ni que hago pero sigo para adelante y hasta el Coll de Bonhomme viene lo peor. Sueño, cuádriceps subidos, voy parándome de piedra en piedra, que desastre!!!
A duras penas y siendo adelantado por decenas y decenas de corredores llego arriba, pero resulta que del Coll a la Croix aún queda un buen rato y luego una larga bajada hasta Les Chapieux.

Voy sin referencia claras, no sé si me queda mucho o poco hasta Courmayeur, un desconocimiento impropio de alguien que quiere gestionar una carrera, me avergüenzo de mi mismo.

Les Chapieux es un pequeño oasis, hay carpa donde meterse, hay espacio y al tomarme, de pura casualidad, una coca-cola, que nunca tomo, me sienta genial y me vengo arriba, si lo llego a saber antes...

A partir de ahí, serían las 3 y pico de la mañana, vuelvo a ser yo y empiezo a adelantar a gente sin parar pese a no tener cuádriceps que confío en que vuelvan con este subidón.

Bueno, comienza la subida al Col de Seigne, otro gran desconocido, un collado sin fin, no os fieis de los perfiles, esto es un montañón pero oye, voy de maravilla, o mejor dicho, mejor que el resto porque no paro de adelantar gente (On your right, a la gauche, derecha...)

El col de la Seigne es taaaan largo que aunque voy de subidón el efecto de la coca cola va mermando y al final me voy encontrando ya menos eufórico pero aun así sigo adelantando y hasta no me tomo demasiado mal la subida al col des "Pyramides Calcaires" que fue otra de las sorpresas inesperadas para mi. 

En el col de las Pyramides empiezo a ver las primeras luces del amanecer, sé que es el momento clave en cuanto a frío, voy gestionando la temperatura poniéndome y quitándome la capucha de mi Salomon Bonatti con la que vengo corriendo desde bien abajo y que me protege.

Guardo mis bastones Leki, lo hago en todas las bajadas, y me tiro para abajo hacia el Lac Combal, sigo adelantando gente porque corro, ya casi todo el mundo anda.

En el avituallamiento del Lac Combal busco la coca cola como si fuera a ser el elixir de vida y tengo una amena charla con una chica suiza y otro yankee, nos echamos buenas risas, que momentos tan bonitos compartiendo experiencias entre gente de países tan diferentes. Estoy muy animado, lástima haberme "roto" los cuádriceps.

Me las veo muy felices, pienso que de aquí ya para Courmayeur. 
Que toooonto soy y que ignorante. Salgo corriendo adelantando gente, buscando ya el impacto directo del sol y de repente me encuentro con otra subida inesperada, la de la Arete Mont Favre, un terreno amable pero un buen puñado de metros de subida que me desconciertan pese a seguir yendo mejor que el resto y no parar de adelantar al personal.

Una vez arriba ya si por fin nos da el sol, paro a quitarme la Bonatti y enfilo hacia el próximo avituallamiento corriendo bastante, estoy orgulloso de mi forma, lástima esos cuádriceps, si los llego a tener...

Estamos hace ya un buen rato en Italia y llegamos al avituallamiento de Checrouit donde unas simpáticas italianas nos sirven pasta y nos animan más latinamente que los franceses, a grito pelado. Acuso un poco el cansancio de la bajada pero ya estamos casi en Courmayeur.

La bajada a Courmayeur super polvorienta y a ratos muy pendiente, hacemos un "trenecito trotador" de unos 5 o 6 corredores del que me niego a descolgarme y al que no puedo adelantar y tras 4 kms. llegamos a Courmayeur ya a plena luz del día. Ya he visto que me he dejado más de 2 horas respecto al horario previsto y que estamos a otra batalla, la de simplemente sobrevivir.

Confío en avituallar muy bien en Courmayeur y en ponerme en manos de los médicos a ver si me apañan lo de los cuádriceps.

El polideportivo es confortable, hay espacio, te puedes sentar y hay coca cola! Jajajaja. Pero ocurren dos cosas, no me entra casi la comida, ni la tortilla de patata que me había hecho mi hermana y me había enviado allí en la bolsa de vida. Confío en el café y la coca-cola, ya veis que nivel de nutrición....
En el centro médico me atienden enseguida, una joven chica italiana muy simpática me da un largo masaje y charlamos mucho, yo confío en que esto me solucione la vida. Pero el masaje, más de placer que deportivo no me soluciona nada por desgracia, quizá un fisio habría hecho algo más por mi, pero quizá no, no lo sabré nunca.

Llamo a Helena y me veo animado, le digo que salgo para intentar acabar. 
Salgo de Courmayeur animado, conozco el recorrido de la CCC de 2014 y empiezo a buen ritmo adelantado ya a los pocos que vamos sobreviviendo. La subida no sé porque se me empieza a hacer bola y llega un momento, bastante arriba que vomito. Pero de mi estómago solo sale café y coca cola, y poca.
Me sienta bien el vomitar y continúo, estoy casi arriba, en el refugio Bertone, pero vuelvo a sentirme mal, y aquí ya veo que me quedan por delante unos 80 kilómetros y que así no se puede ir a ningún lado. Sin cuádriceps y sin nutrirme aguanto 10 kilómetros pero nunca 80. 
Si me retiro aquí lo hago cuesta abajo hasta Courmayeur, pero si continúo sé que tengo una larga travesía de altura hasta Arnouvaz.

Llamo a Helena y se lo comento, así no puedo ni debo seguir, no he venido a arrastrarme y es una imprudencia tal como lo veo, el sueño se derrumba, hasta aquí hemos llegado, por tonto y por pardillo.

Bajando hacia Courmayeur me voy cruzando con corredores y corredores que suben como almas en pena, menudas caritas...
Entre ellos Koldo, que yo pensaba que iba por delante, charlamos un rato y ya veo que tiene mala cara, lo ha pasado mal, pobrecico.
Conforme voy bajando y voy viendo ciertos "cuadros" me dan auténtica lastima porque sé lo que tiene por delante y no me atrevo a decirles nada, que cada uno apechugue y vaya haciendo. Casi abajo vuelvo a tener nauseas y ganas de vomitar  pero no sale nada de mi estómago. En esas circunstancias me encuentra Sebastien, mi vecino del camping que me anima a seguir pero claro, ya estoy retirado y no vuelvo a subir. Le deseo lo mejor y cada uno para un lado. Sebastien acabaría en casi 46 horas, que barbaridad, no se si me admira o si me horripila, yo no me veo en esa situación, sinceramente, pero mis máximos respetos.

Pues aquí, de vuelta a Courmayeur, finaliza mi periplo. Paso por el doloroso momento de decírselo a los jueces y a buscar el autobús.

























En el sofá del bungalow ya de vuelta a Chamonix


Llego a Chamonix a donde vienen a buscarme y a la hora, y ante tantos mensajes de tanta gente, escribo en mi facebook este texto aun en caliente: 



Tratando de descansar vacío por dentro y fuera.

























¿Sabéis que pasa con los textos en caliente? Lo mismo que a la comida, que pronto se enfrían y no valen para nada.
Mi frustración pronto tornó en ganas por volver, en ganas de revancha. Comprendí mis fallos y quiero solucionarlos. Hoy soy mas fuerte que ayer y no sería de recibo en un deporte de resistencia dejarse vencer a la primera ¿no?

Al día siguiente fui a la meta a recibir a los últimos en llegar, y allí viendo llegar a gente con más de 60 años y totalmente agotados comprendí que tengo muchos años por delante para volver a intentarlo. ¿Dedicaré tanto tiempo al UTMB en detrimento de otras cosas que quiero hacer? Posiblemente no, pero volveré a intentarlo, lo tengo claro. El recorrido, del que os hablaba al principio bien lo merece y no se pueden dejar cuentas pendientes de esta dimensión sin haberlo vuelto a intentar.

Este "desastre" ha servido de acicate, he recuperado la ilusión, las ganas y ya estoy viendo que correr de cara a volver a esa línea de salida. ¿Ultra Pirineu? ¿Guara? No lo sé, pero allá creo que vamos!

También me gustaría dejaros el enlace al hilo que Koldo Alberdi, con quien salí desde Chamonix, ha escrito en su twitter sobre su experiencia. Me identifico en gran medida con lo que le pasó ya que hemos tenido un camino y un desenlace bastante paralelo. 

Hilo de Koldo en Twitter.

Junto a Koldo minutos antes de salir. 3er cajón.

A los "finishers" de esta crónica: Muchas gracias.

A los que me escribisteis antes, durante y después de la carrera: Muchas gracias.

A todos los que no pude ofrecerles más in situ (Familia, etc...): Muchas gracias.


















https://strava.app.link/pA9Vcu4T5ib

¡SEGUIMOS!

No hay comentarios: